Este ecosistema está en constante regeneración, ya que son los animales que consumen las bellotas los que esparcen la semilla, propiciando la propagación de los árboles que dan este fruto.
El cerdo ibérico que se alimenta de la bellota tiene un coste de producción en su cría más elevado, ya que gasta demasiada energía que podría conservarse en su peso si se mantuviera estático. En cambio, este gasto de energía favorece el veteado del jamón, que ha de aparecer en su justa medida, por lo que es necesario mantener un equilibrio.
El cerdo ibérico, que no es otro que aquel que se alimenta de bellotas, reporta una serie de beneficios.