Las piezas pasan a secaderos naturales. Este periodo de reposo favorece la fusión progresiva de la grasa infiltrada. Estas salas están acondicionadas con ventanales que permiten controlar la ventilación, luz y temperatura óptima. La última fase de curación es el proceso de maduración. Durante la maduración el jamón experimenta algunos cambios los cuales dan lugar a excelentes calidades de aroma, sabor y textura.
Para finalizar el proceso, nuestros especialistas “calan” el jamón y la paleta y valoran la calidad de pieza según el aroma que desprendan.