Además de habilidades manuales, este oficio requiere unos conocimientos técnicos y teóricos sobre el producto, así como su elaboración. Es importante conocer la morfología y las características de los músculos que componen esta pieza para poder sacarle el mayor partido posible a su sabor y matices. Es la manera de transmitir al público la importancia de la categoría del producto que va a consumir.
En definitiva, la figura del cortador de jamón, que ha crecido en popularidad en las últimas décadas, ha de profesionalizarse ya que no se trata únicamente de cortar la pieza en finas lonchas y presentarlas de una forma atractiva, sino que también ha de conocer toda la cultura en la que se ve envuelta el jamón, desde la materia prima hasta su elaboración.